Por Sin Reservas
Los mal llamados artistas que pululan por todo el ámbito mundial en contubernio y siguiéndole los pasos a los delincuentes internacionales de todas las calañas andan haciendo y desaciendo, sembrando todo tipo de antivalores y haciendo un simnúmero de fechorías, encontrando muy pocos que se las enfrenten.
De esos pocos acabamos de conocer al sacerdote Juan José Silva, quien trabaja en el municipio Peralvillo, de la provincia Monte Plata. Quien es un religioso respetado en el pueblo de Peralvillo. Además, se ha caracterizado por ser un defensor de las causas sociales.
Sucede que el Padre Silva, es el responsable de organizar las fiestas patronales del municipio en honor a la Virgen «Nuestra Señora de La Altagracia», y en esta ocasión estaba contratado una cosa que se hace llamar «Alá Jazá» que nosotros no sabemos que vocea, nunca hemos escuchado esa cosa dizque cantar, pero por los titulares que hemos obervado deducimos que es un antosocial más.
El sacerdote acostumbra a advertirle a estos degenerados que en Peralvillo hay que respetar el pudor y las buenas costumbres, pero el energumeno es un irrespetuoso y prácticamente «envío a la mierda al Cura», solo le faltó decirle «No joda, échese pa’llá» cuando este le pidio que le escuchara antes de subir a vocear (cantar).
Ante la situación de este mediocre, al sacerdote Juan José Silva, no le quedó otra opción que interrumpir al vándalo y dirigirse al pueblo. Escuchemos:
Como pueden ver, cuando este estrafalario y su pandilla de antisociales llegan al lugar con un aire de como «si fuera gente» y después que se «Caga fuera del cajón» como reacciona la pandilla vocifereando palabras obscenas y el sujeto creyendo que se la estaba luciendo con el vocablario que utilizó cuando se largó de la escena.
Por doquier pululan individuos que se dedican a algunos oficios para el cual deben utilizar micrófonos, que se han enfocado en el «Na’e’na», creyéndose que hay que aceptarles sus fechorías sin consecuencias.
Pero esta bueno que les pase, por estar recogiendo desperdicios que nada aportan a la sociedad, pues si usted observa el perfil estrafalario de ese sujeto, debe deducir que dentro de donde se pintó toda esa porquería (en el caco) no tiene nada.
El padre tiene impuesta reglas y esta cosa quiso imponerse y no escucharlas, por lo que deberá estar arrepentida de su cagada.
Si en este país se impusiera orden y respeto, como lo implementa el Padre Silva, este grupo de rastreros no estuvieran haciendo tanto daño.
El padre Silva subió a la tarima y aclaró que la fiesta la organiza la Iglesia Católica. En consecuencia, aseguró que trató de dialogar (Como vemos en la imagénes) con Alá Jazá para explicarle las reglas que debía cumplir. Pero el infeliz en vez de respetar, lo ignoró, por qué los mequetrefes yá quieren vivir como chivos sin ley.
«Pueblo de Peralvillo. Yo soy el primero que quiere que ustedes disfruten estas fiestas. No es posible que tenemos cinco años aquí, recibimos artistas, se le da una acogida, se le da unas orientaciones y con el único artista que yo no he podido hacer eso es con este señor. Y le estoy diciendo que soy el sacerdote que organiza este evento y él, que ahora no, que después, ¿y qué es eso?. Si no habla conmigo aquí no se presenta. Se lo he dicho de todas maneras, amablemente, al mánager», manifestó el padre Silva.
El sacerdote indicó que hasta cuando el presidente de la República le visita, le pregunta, ¿Cuál es el aceite, cuál es el cotice?. Mientras, uno de los que acompañaban a Alá Jazá vociferó una palabra al padre Silva qué fue rechazada por todos los presentes, otros catalogaron al artista de altanero y prepotente.
Como usted puede observar en la imagen destacada, el sacerdote Juan José Silva, le suplica a «San Alá Jazá», que le escuche, mientras vemos que al «dios» hay un secuaz agarrándolo por una mano, no vayan a comérselo, y el sujeto, repetimos se sube a la tarima y le hace el fó al Padre, pero en la imagen pequeña insertada puede observar que de ese perfil no se puede esperar nada bueno.
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